jueves, 25 de noviembre de 2010

El Tigre


Magnifico, elegante, solitario, poderoso, serio, letal. Así es el tigre, el mayor de los felinos, y uno de los animales más populares de toda la historia.

Ya hace 2000 años los antiguos romanos los exhibían en el circo, traídos desde su Asia de origen para el disfrute del pueblo.

Hoy en día, según las encuestas, el tigre es el animal que más nos gusta a los seres humanos, en general. Compartamos o no esta idea, es innegable que casi todos a los que nos gusta el mundo animal nos hemos quedado fascinados al ver uno de estos felinos, aunque fuera en cautividad.


El tigre blanco, al contrario de lo que muchos creen, no se trata de una subespecie distinta, sino de un rasgo poco común dentro de la especie normal del tigre de Bengala. Los tigres blancos en la naturaleza son poquísimos. En cautividad se crían así a propósito porque tienen mucho éxito popular.

Una cosa que quiero comentar, por si acaso, es que el tigre es un animal que sólo habita en Asia. Y siempre ha sido así. La famosa idea de tigres y leones en las selvas de África es incorrecta en varios sentidos: Los leones están en África, los tigres en Asia. Donde hay unos no hay otros. Además, los leones viven en la sabana, mientras que los tigres, generalmente, si que viven en la selva.

Pero, ¿que hace a este animal tan especial?

Quizás su característico pelaje rayado, o sus increíbles colmillos.


Y eso que el dientes de sable está extinto...

Tanto una cosa como la otra son necesarias para que estos enormes bichos puedan comer.

Seamos realistas, los tigres pueden molar un montón, pero si los comparamos con la mayoría de sus parientes, tienen un punto débil: el tema de correr no es lo suyo. Su enorme peso, sumado a que vive en ambientes con árboles, hace que la carrera no sea una opción. Por eso, para cazar, necesita usar otros métodos que no requieran la persecución.

Se trata del acecho, que junto a la citada persecución y a la emboscada, constituyen las tres principales formas de cazar en el reino animal. El acecho consiste en acercarse a la presa sin que esta le vea, y cuando está cerca, abalanzarse sobre ella.

El tigre utiliza entonces sus colmillos para oprimir el cuello de la presa y hacer que esta se muera por asfixia, o incluso romperle las cervicales. Mientras el tigre está escondido, las rayas del pelaje contribuyen a su camuflaje. Observad su técnica al principio de este vídeo...



Se os quitan las ganas de acercaros mucho, ¿no? Jeje. Tranquilos. No creo que seamos su tipo. Los tigres prefieren cazar animales grandes, como los búfalos de agua o los alces, que les dan para comer 3 o 4 días. Aunque son bastante oportunistas, y si no tienen otra cosa, comerán de lo que haya, cómo le pasó al pobre mono del vídeo.


¿Que es lo que más apetece del mundo cuando la temperatura pasa de los 45ºC? Exacto, un refrescante bañito.


El verdadero objetivo de esta entrada no es daros a conocer las peculiaridades del tigre, que creo que es un animal de sobra conocido. Mi objetivo es acercaros a la situación que vive este magnífico animal en la actualidad.

En el año 1900, existían en libertad del orden de 100000 tigres, repartidos por toda Asia. Hoy en día, el número de tigres en libertad es de 2500 o 3000, reduciéndose la cifra en un 97%. ¿El motivo? El de casi siempre: nosotros.

El valor económico de su pelaje, unido a que durante mucho tiempo se les consideró una plaga llevó que durante los últimos 100 años hayamos pasado por la escopeta a montones de tigres. Y los que no nos cargamos directamente, lo hicimos indirectamente, matando a sus presas y dejando a los tigres sin comida.

De las 8 subespecies que existían sólo quedan 5, y ninguna está fuera de peligro.

En este mapa vemos cómo ha cambiado la cosa:



Por suerte, hay una buena noticia: 13 países asiáticos (entre ellos Rusia, China y la India) firmaban el martes pasado un tratado en el que se comprometían a duplicar el número de tigres para 2022. Esperemos que el tratado no quede en papel mojado y dentro de 12 años podamos ver como los tigres repueblan las tierras que un día les pertenecieron.

Para terminar, una frase de G.B.Shaw, escritor irlandés de principios de siglo:

"Cuando un hombre quiere matar a un tigre, lo llama deporte; cuando es el tigre quien quiere matarle a él, lo llama ferocidad."

Nada más y hasta la próxima

Saludos

Aitor

No hay comentarios:

Publicar un comentario